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Y así fue que empezamos...

Tener hijos cuando eres muy joven o cuando estás en una relación aún en formación resulta un hecho regular en la sociedad en la que vivimos, no importa que aún haya gente que se escandalice o te critique por tomar o asumir una decisión así, hago diferencia entre decidir y asumir porque en efecto hay quienes lo deciden y habemos los que lo asumimos con toda la madurez y responsabilidad que podemos.


Valentina llegó a nuestra vida en un momento en que Nat y yo ya habíamos decidido estar juntos y prácticamente ya convivíamos, igual no dejó de ser una sorpresa y una "mini crisis" con nuestro entorno, nosotros la verdad, más allá de los nervios nos sentíamos felices y hablábamos de ella con mucho entusiasmo, conversamos siempre de esa posibilidad y teníamos nombres e ideas al respecto, una de ellas fue justamente la que significó la "mini crisis", nosotros no considerábamos la opción de casarnos y mis entonces suegros no sólo esperaban que lo hagamos sino que pusieron manos a la obra para "convencernos", no fue una campaña hostil ni dictatorial, mi suegra además de encantadora y amorosa fue siempre consciente del alcance y llegada que tiene con su familia, es una reina la verdad, aún la quiero, respeto y recuerdo con mucho cariño, en fin, con esa habilidad suya logró convencer a Nat y por ende ella me logró convencer a mí, no sólo tenía a mi hija en su vientre, me tenía a mí en sus manos.


La colorada de 21 años y yo de 26 finalmente nos casamos un 26 de noviembre del 2004 en la Municipalidad de Barranco, no tuvimos wedding planner, no tuvimos partes pomposos, listas de invitados interminables, degustaciones de tortas o pruebas de vestidos o terno, tampoco hubo fiesta, baile, lanzada de bouquet o recuerdos… hubo mucho amor eso sí, estábamos con nuestra familia, nuestros amigos más cercanos y lo más importante estábamos con Valentina como testigo presencial de aquella unión que nos significó mucho a todos, ella nos impulsó, ella nos motivó, ella nos enseñó a ser los padres que ahora somos y sin importar lo que terminó pasando 10 años después, ese día empezamos a ser familia y pase lo que pase, nunca, jamás dejaremos de serlo...

Papá Chancleta

Mi nombre es Said Guerra, aunque hay quienes me llaman también por mi segundo nombre que es Jonathan, tengo 38 años.

Administrador de empresas de profesión, con un posgrado en gestión de procesos, además dirijo la gestión de Recursos Humanos en una empresa privada.

Tengo pasatiempos variados como: leer, escribir, ir al cine, al teatro, adoro los tatuajes, me gustan los perros y también los gatos, colecciono juguetes en miniatura y me apasionan las series como Game Of Thrones, The Walking Dead, The BlackList, etc.

Pero por sobre todas las cosas amo a mis hijas, mi vida gira en torno a ellas y lo disfruto casi casi demasiado.

Las chancletas son dos niñas hermosas, hijas de padres separados que se llevan o intentan casi siempre llevarse bien en beneficio propio pero en especial en beneficio de ellas.

Nuestros Amigos
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