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Yo crecí en un barrio

Yo crecí en un barrio, no era muy grande, ni era muy bonito, pero era el mejor.


No tenía parques para jugar, pero tenía fábricas a las que siempre podíamos entrar furtivamente.


No teníamos lozas deportivas, pero sí una pista generosa que nos recibía día, tarde, noche y madrugada con sus “arcos” de piedra y su gol válido hasta la rodilla.


Teníamos también una pequeña capilla, testigo involuntario, cómplice sin querer, de todo nuestro alborotado crecimiento.


El barrio me dio amigos entrañables, familia no sanguínea que me enseñó de un tipo de afecto y unión diferente al de los libros, me enamoré por primera vez ahí, y también aprendí a lidiar con la vergüenza de mis malas decisiones adolescentes.


Hoy casi no existen barrios, no como los de mi época en todo caso, los factores y las razones son muchas y no quiero discutirlas, pero siento que el aprendizaje de vida que te da la calle es algo que ninguna generación se debería perder. Ni la casa, ni el colegio, ni mucho menos las redes sociales suplen ese tipo de enseñanza y es por eso que esta foto significó tanto para mí.


Lu no tiene barrio, no entiende lo que es, pone cara de interrogación cada que le hablo del mío, pero basta que pise la casa de mi hermana, para que las chiquillas de la cuadra, junto con sus primas, la busquen y la inviten a salir a jugar a cuanta tontería se les ocurra para que baje emocionada.


Minutos después yo me asomo, la veo ser feliz, y lo soy junto con ella, pero desde lejos, recordando mi infancia, mi niñez y a mi familia con apellidos diferentes, pero con el mismo corazón.


Si hubiera mentalidades con tanta variedad, como tipos de familia existen, el mundo sería diferente, sería mejor!

Papá Chancleta

Mi nombre es Said Guerra, aunque hay quienes me llaman también por mi segundo nombre que es Jonathan, tengo 38 años.

Administrador de empresas de profesión, con un posgrado en gestión de procesos, además dirijo la gestión de Recursos Humanos en una empresa privada.

Tengo pasatiempos variados como: leer, escribir, ir al cine, al teatro, adoro los tatuajes, me gustan los perros y también los gatos, colecciono juguetes en miniatura y me apasionan las series como Game Of Thrones, The Walking Dead, The BlackList, etc.

Pero por sobre todas las cosas amo a mis hijas, mi vida gira en torno a ellas y lo disfruto casi casi demasiado.

Las chancletas son dos niñas hermosas, hijas de padres separados que se llevan o intentan casi siempre llevarse bien en beneficio propio pero en especial en beneficio de ellas.

Nuestros Amigos
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