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41 años

Si cierro mis ojos y pienso en este número, se me vienen mil cosas a la cabeza, algunas más bonitas que otras, y otras más intensas que algunas, ¡vamos! que 41 es un número grande, y para mi universo personal es además misterioso. 41 años es la edad a la que, desde que tengo 18 años DESEABA NO LLEGAR, o deseaba llegar estando listo para recibirla "parao y sin polo". Le guardaba rencor, la mantenía a distancia, la quería intimidar con indiferencia, y no tiene que ver con vejez, porque claramente no estoy, ni me siento viejo, tiene que ver con una pesadilla, una que me persiguió por años y que me costó dejar atrás. 41 años es la edad en la que partió papá, y Dios sabe cuantas veces me desperté aterrado tras soñar que me pasaría lo mismo al llegar a este momento. Hoy no solo ya no pienso eso, sino que además, no le temo. Biológicamente he casi completado el ciclo de la vida: nacer, crecer, reproducirme y... bueno, cuando la pelona venga podré decirle que entre el segundo y el tercer peldaño la he pasado más que bien, y entre el tercero y el cuarto (que llegaría con ella), pues, he aprendido bastante, casi casi, demasiado. Hey Papá Chancleta, ¿como que no es un post muy optimista no? Según como quieran verlo, porque de falta de agradecimiento y optimismo sé, creo lo suficiente, y lo que trato de decir es justamente lo contrario a lo que están pensando, estos 41 años me reciben con una tranquilidad no esperada, a solas conmigo, con mis hijas y con mi variopinta familia, me reciben sano, con trabajo, independiente, me recibe con más risas que pesares, con grietas pero entero, y ante eso solo tengo agradecimiento, porque hasta hace muy poco no era capaz de valorar todo lo que tengo y creía que estaría bien pegándome más a lo que hacía felices a otros y no necesariamente a mí. Doy gracias por mis hijas y todo lo hermoso que producen en mí, por el ejemplo de mi padre, por mi madre y lo que aprendimos juntos, por la unión indestructible con mis hermanos, por todo el amor que he recibido, recibo y seguro aún recibiré, por los amigos que siempre están, por la música que oigo y me cala los huesos, por la inspiración que me acompaña cuando quiero escribir, por la oportunidad de llegar a ustedes, por cada amanecer, por cada risa, por todo, ¡GRACIAS ABSOLUTAS! Y sepan algo, la vida es demasiado valiosa para desperdiciarla haciendo cualquier cosa que no nos haga sentir paz, tranquilidad y porqué no, también felicidad.

Papá Chancleta

Mi nombre es Said Guerra, aunque hay quienes me llaman también por mi segundo nombre que es Jonathan, tengo 38 años.

Administrador de empresas de profesión, con un posgrado en gestión de procesos, además dirijo la gestión de Recursos Humanos en una empresa privada.

Tengo pasatiempos variados como: leer, escribir, ir al cine, al teatro, adoro los tatuajes, me gustan los perros y también los gatos, colecciono juguetes en miniatura y me apasionan las series como Game Of Thrones, The Walking Dead, The BlackList, etc.

Pero por sobre todas las cosas amo a mis hijas, mi vida gira en torno a ellas y lo disfruto casi casi demasiado.

Las chancletas son dos niñas hermosas, hijas de padres separados que se llevan o intentan casi siempre llevarse bien en beneficio propio pero en especial en beneficio de ellas.

Nuestros Amigos
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