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Deseos desesperados

Ayer a un día de que cumplas 18 años de haberte ido, caí en cuenta de que coincidentemente los mejores momentos de mi vida fueron contigo cerca, no necesariamente a mi lado, con vida o junto a mí, simplemente cerca!

Mis primeros 8 años de vida sirvieron para conectarnos, para establecer ese vínculo casi umbilical que mantuvimos siempre: viajes, paseos, dedicación, atención, risas…decidiste dedicarte a mi pues notabas que no despertaba la atención de nadie más y te convenciste de que bastaba con tu amor y el de mamá para que yo estuviera bien, y acertaste, me hiciste muy feliz!

Luego, por cosas que no me compete a mí juzgar te fuiste de casa y a pesar de que te veía a diario, empezó un periodo largo y gris lleno de muchas frustraciones y carencias…me hiciste mucha falta, lo juro!

A los 14 años, con una adolescencia difícil y efervescente volvimos a vivir juntos, y terminamos de afianzar ese vínculo, no sabes lo feliz que fui en ese momento, cuánto aprendí de ti y de Lucy, cuánto valoré compartir cosas como antes, compartir desde ropa y perfumes, hasta ejemplos y conversaciones interminables de madrugada, aprendí a conocerme y quererme y comprendí lo importante que éramos tus hijos para ti, comprendí también aquél mensaje… tus hermanos y tú deben estar siempre unidos, nunca se separen!

4 años más tarde volvimos a alejarnos, la vida quiso que fuera así, te fuiste sin despedirte y sin tener tiempo de reaccionar, tocaba otra vez vivir sin ti y tocaba otra vez años muy grises, plomos, casi negros para mi, responsabilidades para las que no estaba preparado, circunstancias mayores a mí, sacrificios que me marcaron para siempre y soledad, mucha soledad y sufrimiento que no podía permitir que saliera de mi, tocaba aprender a convivir con él dentro mío.

Volviste a mi años después en una urna, no era la forma en que lo deseaba todas las noches en mis sueños, ni todos los días en mis deseos más profundos, pero volviste y nuevamente me llenaste de bríos, llegaste y trajiste sonrisas a mi vida, ilusiones, logros personales y profesionales, superación y mejora día tras día, mes tras mes y año tras año, tu cercanía volvía a potenciarme.

El año pasado justamente para esta fecha decidí tras muchos años llevarte a casa de mis hermanos y ya no tenerte en casa, me parecía justo con ellos que siendo 3, viviendo juntos y siendo tan unidos tenían los mismos derechos que yo de tenerte en su casa, no me arrepiento, sin embargo; ese alejamiento coincidió con el que fue el año más difícil, complejo y duro de mi vida adulta, el 2014 en pleno fue un completo suplicio para mí y no es hasta hoy que noto una vez más que mis momentos más brillantes están relacionados contigo cerca a mí.

No recuerdo un día, una sola vez en que yo hubiese querido pedirte algo con tantas fuerzas, ganas y deseos desesperados como hoy Guerrita, te lo ruego, si me oyes, si me lees, por favor encuentra un modo de volver nuevamente conmigo, de la forma que sea, te necesito conmigo hoy más que nunca…

Papá Chancleta

Mi nombre es Said Guerra, aunque hay quienes me llaman también por mi segundo nombre que es Jonathan, tengo 38 años.

Administrador de empresas de profesión, con un posgrado en gestión de procesos, además dirijo la gestión de Recursos Humanos en una empresa privada.

Tengo pasatiempos variados como: leer, escribir, ir al cine, al teatro, adoro los tatuajes, me gustan los perros y también los gatos, colecciono juguetes en miniatura y me apasionan las series como Game Of Thrones, The Walking Dead, The BlackList, etc.

Pero por sobre todas las cosas amo a mis hijas, mi vida gira en torno a ellas y lo disfruto casi casi demasiado.

Las chancletas son dos niñas hermosas, hijas de padres separados que se llevan o intentan casi siempre llevarse bien en beneficio propio pero en especial en beneficio de ellas.

Nuestros Amigos
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