Dolor, miedo, tristeza
Papá se fue en 1997, un sábado de enero, fue la mañana más difícil de mi vida, ese día conocí el DOLOR, nada nunca me había dolido tanto, fue un impacto brutal, fulminante, sentí mi alma desgarrarse, y desde ese momento quedé literalmente incompleto.
En el 2005 y 2009 dos nuevos impactos me remecieron, fueron las MAÑANAS más nerviosas de mi vida, ambas en Miraflores y tenían un corazón que latía muy fuerte. Ese día conocí al MIEDO, ¿lo haré bien?, ¿las haré felices?, ¿me amarán como yo amé a papá? ¿y si no era así, y si les fallaba?. Aún así volví a sentirme nuevamente completo.
En el 2015, conocí a la TRISTEZA, la verdad le venía coqueteando hace algunos años, me acostumbré a ella, y a la idea de que era inevitable, y al ser así, preferí enfrentarla a solas, y no dejar que nos consuma a los cuatro. Cuando por fin me entregué completamente a ella, jamás volví a ser el mismo, jamás volví a estar completo.
Cada episodio de mi vida, elegido o no. Cada decisión tomada, con duda o con certeza. Cada paso dado, hacia adelante o hacia atrás, me trajeron al punto donde estoy hoy, que es bueno, que es sano y que es prometedor.
No podría ser el Said que soy, sin ese DOLOR, MIEDO y TRISTEZA, por que entendí que si me afectaron (y enseñaron) tanto, es por que primero VIVÍ y CONOCÍ de cerca del AMOR, la SEGURIDAD y la Felicidad.
SOLO NOS DUELE, NOS DA MIEDO, y ENTRISTECE PERDER, AQUELLO QUE YA TUVIMOS.
Y cuando vas creciendo como padre te das cuenta que NO SE TRATA DE EVITARLE A TUS HIJOS PASAR MALOS MOMENTOS, SINO DE PREPARARLOS PARA QUE PUEDAN ENFRENTARLOS, TOMANDO SUS PROPIAS DECISIONES, Y SOBRE TODO VIVIENDO A PLENITUD SUS EMOCIONES cuando les llegue el momento.
No hay vidas, familias, ni padres perfectos. Ama a tus padres, ama a tus hijos, respeta a las personas que amaste, y vive tus emociones a plenitud, solo así tu vida habrá tenido sentido, y con suerte, también valor.
