La boda de ella

Hoy se casa Nat, y tengo el inbox reventando con preguntas que hacen reír y otras que asustan. ¡Hay gente que en verdad está bien cucú!

Intentaré ser breve porque así debe ser, el día es de ella, no mío.

Sí, estoy invitado, no a la ceremonia en sí, porque no solo decidió casarse en pandemia, sino además en horario de chamba, así que, entre los requisitos de la muni, y el demandante teletrabajo que tengo, iré solo a su casa un instante, a felicitarlos con los protocolos de rigor.

¿Si les deseo bien?, pues obvio, les deseo bien, más que bien. En primer lugar, porque el bienestar de Natalia, es el bienestar de mis hijas.

Luego está el hecho de que, en mí no tan humilde opinión, si hay alguien que se merece ser feliz, es la colorada. Lo buscó, lo luchó, lo pechó y hoy sigue en camino a lograrlo, y al mismísimo estilo de Marc Anthony, a ella el #Amor de su ya casi esposo, le hace bien (inserte canción aquí).

Por otro lado, está él, un hombre adulto, responsable y creo yo que además valiente. No cualquiera va por la vida aceptando a una familia como la nuestra y aceptándola bien, queriendo a mis hijas, respetándolas, dándoles amor y permitiéndome a mí además, hacer lo mismo con su hija. Eso sin contar con el inusual hecho de que, es alucinante ver reuniones en las que nos juntamos la familia de Nat, la suya, y de yapa la mía, todo juntito y de a montón. Ese mérito no es mío, es de él, es de ella, y bueno, creo que a las buenas personas deben pasarle justamente cosas buenas como este #Matrimonio.

Finalmente, y para cerrar el tema están mis hijas, y aquí, retrospectivamente viajaré hasta 1996, año en el que tuve la dicha de ver a mi papá casarse, y no recuerdo ninguna otra vez en que lo haya visto tan feliz, jamás lo olvidaré. Vale y Lu hoy tienen esa misma oportunidad, y créanme que esa imagen vivirá con ellas siempre, les dará seguridad, confianza y luego además, al estar todos juntos hoy, les reafirmará el hecho de que sí, es cierto, el amor trasciende.