Luciana 11 años

Ay pequeña luciérnaga, que difícil me resulta hablar de ti sin que se erice mi piel y se humedezcan mis ojos, no por tristeza, sino por pura emoción.

Es alucinante como la vida encontró la forma de sorprenderme, a mí, que súper canchero creía tener todo controlado, pero no, no importó la planificación con la que llegaste, diste tu primer llanto en este mundo y con él cambiaste mi vida por completo, me capturaste física y mentalmente, a mí, que hasta solo meses antes juraba y rejuraba que solo quería quedarme con tu hermana, tanto así, que tu mamá tuvo que argumentar, pelear e imponerse diciendo: "Valentina tendrá una hermana, contigo o sin ti", y no sabes cuán feliz soy de haberle hecho caso.

Es que contigo Luli hermosa, mis días se pintaron de colores, e incluso las noches se volvieron especiales, aún sin dormir, y no exagero cuando digo (y tu mamá no me dejará mentir), que era feliz levantándome dos o tres veces en la madrugada para hacerte dormir en mi pecho, notando como me buscabas y te calmabas al contacto con mi piel.

Tú le devolviste a enero lo bonito y me hiciste perdonarlo, hiciste que ese 21 que de por sí ya era importante, sea ahora además perpetuo.

Tú que eres ruido, desorden, euforia, distracción, flojera y caos, también eres calma, guía, pasión, claridad, acción y coherencia, eres una fuerza de la naturaleza que le da sentido a mi vida, y la hace mejor.

¡Felices 11 años mi amor!