Ellas son mi felicidad
Mi paternidad cumple 14 años, empezó oficialmente con Vale en el 2005 y se consolidó con Lu en el 2009.
No ha sido fácil, no, todo lo contrario, la he fregado muchas veces y quizá lo siga haciendo, pero ser papá es un descubrimiento, una vocación con la que vas coqueteando siendo joven y luego confirmas en la adultez, si quieres claro, porque también hay quiénes descubren que no nacieron para eso, tarde lamentablemente, cuando ya los niños llegaron y no saben que hacer con ellos, para luego optar por el descuido, la desatención, la distancia y el abandono, tontos creo yo, tener hijos y sacarlos adelante es la forma más segura de tener éxito en la vida, podrás fracasar de mil maneras, pero aún así serás exitoso cuando tomen tu mano y te llamen papá, no por hábito, sino porque así lo sienten, porque tu mano es para ellos el territorio más seguro, y tus brazos la calma que todos necesitamos alcanzar.
Al final, la paternidad es una marca indeleble de la que jamás podrás huir si la conociste, llegará el momento en que nos tocará hacer balances y rendir cuentas con la vida y con nuestra conciencia y solo en ese momento y a solas lidiaremos con lo que hicimos o dejamos de hacer.
En un mundo en el que la mayoría de personas buscamos ser felices, ser papá es el camino seguro hacia ello, pues no existen momentos más cargados de felicidad que los que llevan su rostro, sus sonrisas, su emoción e incluso sus fracasos si estás a su lado y eres la primera persona (o la segunda) con la que ellos quieran pasarlos.
Ellas son mi éxito, mi orgullo, mi triunfo indiscutible, ellas son mi felicidad.