Valentina
Si cierro los ojos para concentrarme y pensar en Valentina, mi memoria es invadida por millones de recuerdos que llegan atropellándose para ser el elegido para este post.
Finalmente la recuerdo a los dos años, cogida de la mano de su abuela, diciéndonos adiós con su manito mientras cruzaban la pista. Por aquel entonces vivíamos en San Juan de Miraflores y mi madre en Los Olivos, en un inicio era una morisqueta, un tanteo para ver que tan dispuesta estaba a irse dejándonos, y partir con su abuela. Nunca lo dudó, todo lo contrario, se iba feliz, segura, determinada.
Hoy 13 años después, esa firmeza y determinación se mantienen intactas, es más, creo que son aún más marcadas, lo interesante es que jamás saben a terquedad sino a certeza. Valentina va por la vida decidiendo por lo que ella quiere, respetando las normas que debe respetar, y algunas veces incluso, tentándose a no respetarlas con tal de seguir su instinto.
No, Valentina a los 15 años aún no está para hacer lo que ella quiera, pero tampoco está para hacer solo lo que querramos su mamá y yo, ha sido formada y educada para que llegado el momento tome sus propias decisiones, sabiendo desde ya, que toda decisión trae una consecuencia y que nada de lo que haga puede excusarse tras un "no me di cuenta".
Ya sea una decisión emocional, o una racional, ella siempre le dará las vueltas suficientes para dar ese siguiente paso con determinación, certeza y de yapa esa sonrisa hermosa que la harán sentir segura, feliz y siempre respaldada por quienes no solo la amamos, sino que además respetamos.
Comentarios