Será que aquí empieza todo?
Queridas Vale y Lu,
Hace muchos años que no me tocaba pasar las celebraciones de fin de año con tanto trabajo, con tanto esfuerzo y con tanto sacrificio, imagino que llegará el momento en que ustedes recuerden estas fiestas del 2017, como recuerdo yo la de 1995 cuando papá tuvo una idea de negocio también, y nos reclutó a su tío Jair y a mí, además de a otros primos y sobrinos para cumplir con los pedidos de aquel negocio de papas cortadas y listas para freír.
La teoría decía que era sencillo, había una máquina que pelaba las papas muy rápido y otra que las cortaba igual de rápido, pero nadie calculó con certeza el trabajazo que era quitarles los “ojitos” a 6 mil kilos de papás “perricholi” y entregarlas a más de 20 restaurantes distintos antes de las 10pm del 24 de diciembre… cumplimos sí, pero sin dormir, comer ni relajarnos durante una semana, llegamos a nochebuena como zombies, andando casi por inercia, dando tumbos de un lado al otro, en eso, nos dieron una copa para el brindis y zas… CAÍMOS MUERTOS!!!
Mucho tiempo después, ya con trabajos más tradicionales de oficina, las navidades y años nuevos fueron… “diferentes”, no me atrevería a decir que más fáciles porque de hecho el trabajo intelectual también cansa, aunque es altamente subestimado en estos tiempos, pero si con una carga de esfuerzo físico menor, en oficina se puede trabajar lo mismo o menos que los otros meses y se gana el doble, los diciembres casi siempre son fechas para esperar el día que llegue la grati, para jugar al amigo secreto, para pensar en los regalos que haremos (o que quisiéramos que nos hagan), el pensamiento casi general es que se hará a fin de año, mientras este año para mí todo fue distinto, por mi decisión, claro, pero distinto al fin.
Quizá, si es que no lo hicieron ya, se preguntarán: “¿Por qué mi papá renunció a su trabajo, sueldazo fijo y posición privilegiada en la empresa donde trabajó por 12 años?” bueno, la respuesta es sencilla de decir, pero quizá no tan sencilla de entender, renuncié porque sentí dentro de mí un impulso de independencia, un grito desesperado de insurrección y de hacer algo por mí, para mí, para ustedes, aunque eso significara mucho sacrificio no calculado, especialmente el económico, hemos vivido meses de carencia jodida desde que renuncié, carencia que desde hace 12 años no era habitual, no tener plata en el bolsillo fue algo con lo que no conté y a lo que no estaba acostumbrado, creo que el dinero es lo único que me hizo titubear respecto a mi decisión, lo que me hizo revisar nuevamente las páginas de empleo, llamar a referidos e incluso comunicarme y tantear la posibilidad de volver a mi empleo anterior, empleo en el que fui feliz de muchas maneras, donde aprendí mucho, donde me sentí querido, respetado, pero no necesariamente como pez en el agua; de niño, cuando me preguntaban qué quería ser de grande jamás pensé en administrador, jefe de recursos humanos o representante de la dirección, claro que tampoco bloguero, pero si comunicador y si tener mi negocio propio, los pasos que he dado en la vida me han llevado a este punto y me resulta necesario que sepan que no existe trabajo malo, ni feo, ni denigrante, el trabajo no denigra a nadie, todo lo contrario, las personas trabajadoras y emprendedoras que no se avergüenzan de hacer su labor, mientras esta sea honesta son y serán siempre bien vistas y reconocidas, por eso nunca olvidaré estas fiestas del fin de año 2017, porque verlas repartiendo volantes o vendiendo conmigo sin vergüenza ni reparo alguno me llenó de orgullo y felicidad, de verte a ti Valentina, trabajando para mí con tus diseños y aprendiendo lo que podría ser nuestro negocio familiar y nuestro sustento no sólo económico sino de satisfacción por un logro personal, por un sueño que empezó siendo turbio y denso y terminará con suerte y mucho optimismo siendo nuestro futuro.
Así que, no importan los 5 kilos perdidos en esta feria, ni las maleteadas en la columna, ni los días a punta de karamandukas y leche chocolatada, tampoco las pocas horas de sueño, ni los viajes interdistritales en micro, esta aventura que empezó ahora puede no acabar jamás, y si eso sucede podré decir que como todo lo bueno que me pasa en la vida, empezó con ustedes, y sólo por eso vale la pena.
Las ama, papá!