top of page

Después del divorcio

Llevarse bien luego del divorcio debería ser la única opción. Tu familia en la forma más básica ya se separó, tu relación terminó, tuvieron que pasar por muchos malos momentos hasta llegar a esa decisión que evidentemente es dolorosa.


Entonces, si ya pasaste por todo eso, ¿por qué querríamos que la siguiente etapa sea igual o peor, no se supone que si hemos decidido divorciarnos es porque el matrimonio no funcionó y separados estamos mejor?


El divorcio es un proceso largo y doloroso, eso no está sujeto a discusión o percepciones. Es así ¡FIN!. Pero como en todas las circunstancias de la vida, fuera del proceso, estamos quienes somos responsables del mismo.


Yo me he divorciado una vez, y lo mejor que me puede haber pasado en ese proceso es que el otro “divorciante” fuera Jonathan. (Said)


No hay fórmulas mágicas para llevarse bien, no siempre aplica para todos ni para todas las circunstancias, pero Jonathan (Said) y yo nos llevamos bien porque...


1. Nuestras hijas, los hijos son lo más grande e importante que puede existir y el amor hacia ellos debe ser incondicional. Darles estabilidad, salud mental, emocional, amor, paz, tranquilidad, seguridad, etc. debería ser el principal objetivo.


El divorcio en efecto trastoca un poco eso, porque los llena de dudas, entonces hay que actuar rápido por y para ellos.


Antes de hacer cualquier cosa para fregar a la otra parte piensa en tus hijos, piensa si realmente friegas a tu pareja y de taquito no son tus hijos quienes pagan pato de tu berrinche. No metas a los hijos en esos temas, no, nunca, ¡jamás!, déjalos fuera y piensa en ellos como la única prioridad.


Ya desintegramos su hogar, ya la fregamos, el divorcio debería ser la herramienta que nos ayude a arreglar eso, no lo contrario.


Pregúntate: ¿Lo que voy a hacer/decir le va a hacer bien a mi hijo? ¿Si mi mamá o papá me estuviera haciendo/diciendo eso a mí, yo me sentiría feliz?


2. Nos hemos perdonado todo aquello que pudimos habernos hecho con o sin intención pese a que nos lastimó. Seguro no nos hemos olvidado, pero ya no hay dolor o resentimiento, solo hechos que como adultos y ya sin esa carga emocional podemos tratar, discutir, analizar y darnos cuenta que ninguno fue tan santo, y que ninguno fue peor que el otro.


3. Nos respetamos profundamente, nos creemos buenos, nos sabemos buenos, venimos de buenas familias, actuamos en base a valores sólidos, actuamos de buena fe, "no tenemos ases bajo la manga, ni cartas bajo la mesa". No tenemos necesidad de dilapidarnos mutuamente, porque salvo los errores y algunas metidas de pata producto de este aprendizaje del divorcio no hay nada malo con lo que podamos empañar la imagen y el respeto que hemos construido mutuamente, en nuestros propios ojos y ante los ojos de los demás.


4. Nos queremos muchísimo, sí, nos queremos, existe dentro de nosotros una de las miles de formas en las que el amor es capaz de mutar, y eso no nos permite lastimarnos, sino todo lo contrario. En medio de todo, cuando hemos tenido discusiones, problemas, desencuentros. No ha sido necesario llegar más lejos porque ese sentimiento existe, y el amor no hace daño, ni a quien lo siente ni a quien lo recibe.


5. Hemos madurado, porque la vida nos ha obligado a aprender a resolver los temas rápido, sin enrollarnos en largas discusiones, nuestras llamadas sobre problemas no duran ni 5 minutos, pero nuestras conversaciones amicales pueden durar horas. Ya hemos tenido cada uno momentos duros, y hemos aprendido a sacarle la vuelta a eso y al mismo estilo del AIKIDO usamos lo que hemos aprendido para avanzar y para ayudar a avanzar al otro cuando nos estancamos.


6. Somos un equipo, remamos en la misma dirección, cuando uno se cansa, el otro rema más fuerte, cuando uno no puede algo, el otro levanta la mano y lo hace, cuando uno no tiene tiempo, el otro acomoda su agenda y hace un espacio para tenerlo, y cuando hay diferencias "las resolvemos con el equipo, no con la hinchada".


Hay como 20 razones más, pero no alcanza el post.


Amigo/Amiga, si ya te trajiste abajo tu matrimonio, tu familia, desintegraste tu hogar, te divorciaste y aún así quieres seguir jodiendo, ya pues, un poquito de ¡por favor! y sobre todo de terapia.


Natalia Maldonado (Nat)


Papá Chancleta

Mi nombre es Said Guerra, aunque hay quienes me llaman también por mi segundo nombre que es Jonathan, tengo 38 años.

Administrador de empresas de profesión, con un posgrado en gestión de procesos, además dirijo la gestión de Recursos Humanos en una empresa privada.

Tengo pasatiempos variados como: leer, escribir, ir al cine, al teatro, adoro los tatuajes, me gustan los perros y también los gatos, colecciono juguetes en miniatura y me apasionan las series como Game Of Thrones, The Walking Dead, The BlackList, etc.

Pero por sobre todas las cosas amo a mis hijas, mi vida gira en torno a ellas y lo disfruto casi casi demasiado.

Las chancletas son dos niñas hermosas, hijas de padres separados que se llevan o intentan casi siempre llevarse bien en beneficio propio pero en especial en beneficio de ellas.

Nuestros Amigos
bottom of page