Soy hija de padres divorciados
Años atrás mis padres me dieron la noticia de su divorcio, una noticia que de primera mano fue para mí inentendible, atemorizante y muy dolorosa.
Las dudas me invadieron, ¿qué pasó?, ¿por qué?, ¿cómo sería todo desde ahora?, ¿cuándo veríamos a papá? que es quien finalmente nos dijo se iría de la casa. Apenas oí las palabras separación y divorcio vinieron a mí una serie de miedos y terrores basados en malas experiencias que conocía de personas cercanas a mí, experiencias en las que me basé para bloquearme y respaldar mi temor.
A mis escasos 10 años, esas dudas fueron respondidas solo con lo que me correspondía saber, pero, cuando empecé a prestar atención a lo que ambos me decían durante la conversación, dejé atrás el bloqueo y logré entender que ese divorcio no iba a ser común, y no tenía porque parecerse a los casos que había conocido.
¿Me afectó?, sin duda alguna, fue bastante chocante, sería un gran cambio y no recordaba haber pasado por ningún otro antes, menos de esta magnitud, fue una situación totalmente inesperada.
Con el pasar del tiempo, y por lo que ahora conozco y vivo actualmente, agradezco que mis padres hayan tenido la madurez necesaria para decidir algo tan delicado y hacer que todo saliera tan bien como lo prometieron.
¿Tengo una opinión sobre el divorcio?, sí, y como siempre le digo a papá cuando nos sentamos a hablar y filosofar “yo siempre tengo una opinión sobre muchos temas”.
Personalmente, aunque solo tengo 15 años y como hija de personas que lo pasaron, estoy de acuerdo con el divorcio, si es que este hará que las cosas sean más sanas, y con el tiempo, mejores; en especial si este quiebre incluye hijos, quienes deben ser la prioridad y saber más allá de palabras sueltas que existe un compromiso y puedan ser testigos de que sus padres son los que se separan, y no la familia.
No tengo edad para aconsejar, aún hay cosas que no puedo decidir por mi sola, y menos aún por una familia completa, pero tomando como ejemplo a mis padres, puedo decir que me siento muy orgullosa de la familia “dizque” disfuncional que tengo, soy muy feliz en mis cumpleaños, cuando están juntas ambas familias, la materna y la paterna, soy fan de las navidades y los años nuevos donde nunca falta amor, ni atención para mí ni ninguna de mis hermanas, agradezco cada reunión o encuentro esporádico donde todos son siempre maduros, amables, cordiales, respetuosos y sobre todo muy divertidos. Debo confesar también, que disfruto contando a las diferentes personas que conozco cómo funciona mi familia y ver sus caras de sorpresa.
Me siento agradecida con mis padres, por haber decidido bien y a tiempo, por darnos a mis hermanas y a mí, esta familia, por habernos permitido entender que todas las personas, familias y casos son diferentes, y por permitirme creer que se puede seguir siendo familia, aunque tus padres estén divorciados.
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